El cine, el denominado "séptimo arte", está viciado por la misma subjetividad que las demás disciplinas artísticas. Todo depende del enfoque, todo depende del espectador. Hay una relación estrecha entre el director y su público, entre la idea de uno y la idea del autor mismo. En este nuevo espacio que hemos creado, no trataremos de realizar un exhaustivo análisis de cada película, sino informar y cautivarlos con el contenido de ella, para que cada uno juzgue lo que aprecia al verla. Puede que expongamos nuestra propia visión (y claro que lo haremos), pero es tan subjetiva como la del director, y es tan subjetiva como la de ustedes.
No somos expertos cinéfilos, ni menos tenemos estudios sobre ello, pero intentaremos demostrarles que hay algo oculto en el cine (como los iceberg de Hemingway, por decirlo de alguna forma) que está latente esperando su atención. Dejaremos un poco de lado las películas convencionales y las propuestas millonarias (sin desprestigiar por ello los aciertos de Hollywood), para realzar el contenido de algunas que sin ser beneficiadas con grandes inversiones, están hechas de puro espíritu y coraje. En el cine, como en el arte en general, la apariencia engaña a los sentidos, y si no hay nada oculto tras esa fachada, la película realmente es mala, y no cumple bien su función. Eso es lo que diferencia una producción bien hecha de una estríctamente comercial, y esto no tiene nada que ver con dinero, estrellas ni efectos especiales. Tiene que ver con su capacidad de esconder tanto como muestra, de no guiarse jamás por la superficie.
Así, sin más, damos comienzo a este nuevo espacio, humilde y ameno, para que abran sus mentes a un mundo más privado, más íntimo. Un mundo donde simplemente puedan pasarse la película.
Así partimos el día 04/10/10 con la grandiosa retórica de mi amigazo Patricio Contreras Navarrete. Hace diez años atrás. ¡Diez años atrás! ¿En qué momento el tiempo empezó a correr tan rápido? Estamos acostumbrados a que los mayores nos digan que después de los treinta años el tiempo vuela... ¡y pucha que es verdad! Pero bueno, así es la vida, ¿no? ¡Disfrutémosla! Con Chaplino, el alias de ese tiempo de mi querido partner Contreras, los dos con veinte años, empezamos este proyecto que se llamó Pásate la Película, donde sin saber nada de cine recomendábamos películas que nos gustaban. En ese tiempo yo estudiaba Psicología y era mi máximo anhelo convertirme en un estudioso de la psiqué, pero al fin de esta historia, y haciéndoles un spoiler literal, me di cuenta que no encajaba en el mundo donde yo absorbía más los problemas que los pacientes tendría que ayudar. En fin, me cambié de carrera a Comunicación Audiovisual, el Pato se recibió de Literato; siempre fue para él. Seguimos con diversos proyectos y Pásate la Película quedó de lado, un hermoso proyecto que dejó buenos recuerdos en un pequeño nicho que nos alentaba a seguir escribiendo, a pura motivación y pasión por el cine. Es por ello que me encantaría revivir esas reseñas de películas que, a pesar del paso de los años, siguen siendo completamente dignas de ser divisadas. ¿Y por qué no? Tal vez, con mi compadre quizás nos volvemos a motivar a mover los dedos. ¡Espero que les guste!
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